Gastón Sarachu 

No escapa a la realidad y como hace varios años venimos advirtiendo desde el bloque Foro Olavarría – Frente Renovador, como en ejercicios anteriores, los datos reflejan que el Gobierno Municipal sigue utilizando la recaudación del Derecho de Explotación de Canteras para cubrir gastos corrientes, lo cual hace cada año más difícil (por no decir imposible) que dicho tributo se destine para obras e inversión Pública.

Para que tomemos dimensión de lo que representa hoy en las arcas municipales, el llamado impuesto a la piedra, significa en términos de recaudación lo mismo que el municipio piensa percibir por Ingresos No Tributarios (Servicios Generales Urbanos, Alumbrado público y Tasa de Seguridad e Higiene por mencionar las más importantes). Estas cifras son prácticamente similares, alrededor de 3.500 millones de pesos

Es alarmante el desequilibrio entre los ingresos y egresos en rubros fundamentales como Recolección y disposición final de residuos, alumbrado público, mantenimiento de espacios verdes, entre otros, debido (insisto, como venimos señalando hace unos cuantos ejercicios) a la mala administración de los recursos municipales. Aquí vamos con un ejemplo claro y muy gráfico.

El contrato con la empresa Malvinas de recolección, barrido, limpieza y disposición final de residuos para el 2023 está proyectado en 1.703 millones. Muy alejado de los 1.174 millones que se pretenden recaudar por la tasa de servicios generales urbanos. Todo lo que paga el vecino contribuyente no alcanza para cubrir el contrato de Malvinas, pero además esta tasa incluye servicios de cultura, mantenimiento de parques y paseos, servicios de turismo, y todos los servicios que no tienen una tasa específica, que se consideran dentro de la tasa de Servicios Generales Urbanos.

Esta diferencia de casi 600 millones de pesos, está financiada inexorablemente por el impuesto a la piedra.

Sin embargo, la administración del Intendente Galli no contempla otra manera de hacerlo más eficiente, acaba de llamar a licitación por 10 años, sin consultar absolutamente con nadie el contrato más oneroso que posee el municipio.  Que sobrepasa el mandato del actual intendente y del intendente que se elija en 2023 y 2027 condicionando de manera absoluta los recursos de la ciudad.

La cuenta de alumbrado público es otro ejemplo de déficit entre ingresos y egresos, se va a gastar en alumbrado público según este presupuesto son 379 millones y la recaudación va a estar en el orden de los 226 millones (sin hablar de inversión en alumbrado público). Otros 150 millones que financian los recursos no renovables del partido de Olavarría.

En una de las comisiones del Honorable Concejo Deliberante, duerme hace tiempo sin tratamiento, el proyecto Fondo Senador Lara, cuyo autor es el referente de nuestro espacio Foro Olavarría, Eduardo Rodríguez, quien en 2018 y a través de este proyecto de ordenanza propuso la afectación gradual de este recurso extraordinario para obras de infraestructura, pero sin vocación del oficialismo para impulsarlo porque eso implicaría que deban hacer una sana administración del estado municipal.

En sintonía con la nula capacidad del municipio de invertir recursos propios, la administración Galli continúa con su política de PAVIMENTO CERO.

En este presupuesto no vamos a encontrar una sola obra que inicie la pavimentación en algún barrio o las localidades del partido. Solo se limita a continuar la segunda etapa de repavimentación de uno de los accesos a la ciudad. Es preocupante para las administraciones que sucedan este gobierno municipal, el pasivo que le va a dejar en este aspecto. Al ritmo que viene creciendo Olavarría lo mínimo e indispensable sería contar con 100 cuadras de pavimento nuevas por año (como supimos tener no hace muchos años). Nada de eso ocurre, por el contrario, se empieza a acumular el déficit entre lo que no se hace nuevo y lo que no se mantiene en condiciones.

Reafirmamos la expresión de que solo se pavimenta en Olavarría cuando vienen fondos de provincia tal cual lo venimos observando.

Al respecto de este tema, quisiera referirme a declaraciones del intendente Galli cuando afirmó que » hay obras que no están en presupuesto porque son fondos que vienen o de provincia o de nación que todavía no sabemos cuándo van a llegar ni cómo».  Esperaremos atentos cuales serán estos montos y estas obras, para ver realmente cuáles son las prioridades a la hora de gobernar, ojalá los reclamos históricos de los barrios más postergados y las localidades tengan lugar en el siempre discrecional accionar del gobierno municipal. 

Para finalizar quiero referirme a las obras para la localidad de Sierras Bayas, las cuales serán financiadas con el dinero obtenido de la venta de la calle a la Empresa cementos Avellaneda.

Fiel a su estilo el intendente anunció a principios de este año, sin consultar a los vecinos, y hoy las vuelve a incluir para el presupuesto 2023. No se planifica, no se enmarca en ningún proyecto turístico ninguna de ellas, un año más de gestión con acciones sueltas que intentar disimular la falta de planificación en esta materia. Obras que, deberían haberse ejecutado en este ejercicio que termina pero que, arbitrariamente y con la clara intención de acercarlas al año electoral, se dejaron sin hacer.

Ante la falta de inversión pública con recursos propios, vamos a seguir demandando un proyecto de desarrollo para nuestra ciudad, en donde Olavarría sea un centro de oportunidades de inversión en los sectores que el Partido de Olavarría más lo necesita: barrios, localidades, salud, vivienda, cultura, turismo e infraestructura.

El común denominador sigue siendo el desinterés, que multiplicado por una mala administración da como único resultado una deficiente  gestión del estado municipal en detrimento del derecho de todas y todos a la ciudad y localidades.

Intervención: Concejal Gastón Sarachu – Análisis del Presupuesto Municipal 2023 – YouTube